Siete de la mañana,
culmina la llovizna del viernes de verbenas, sol radiante, se escuchan los
primeros acordes de músicos afinando sus instrumentos musicales. Lentejuelas,
apliques bordados, trenzas, plumas y sombreros, sumados al incienso, acompañan
a la comitiva junto a la imagen de la Virgen del Socavón; ése fue el escenario
que dio la bienvenida al sábado de peregrinación en Oruro, donde María la
Virgen, es la depositaria de las plegarias de más de 25.000 danzarines que
recorrieron por las céntricas calles de la Capital del Folklore de Bolivia.
El Carnaval de Oruro
ostenta el título de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la
Humanidad” declarada por la Unesco en 2001 que se constituye en la máxima
expresión de la cultura boliviana.
Esta manifestación de fe y
devoción hacia la Virgen del Socavón data de hace más de cuatro siglos, la que
es una síntesis del folklore nacional, por esto, en 1984 Oruro fue nombrada por
el presidente Hernán Siles Zuazo, como la Capital del Folklore de Bolivia.
Las calles donde
paulatinamente transcurren las horas, ven transitar a morenos, chinas, diablos,
tinkus, pujllays, tobas y otros, que en afán de poder ultimar detalles para
lucir su mejor gala, se concentran en la Av. 6 de Octubre y Aroma, punto de concentración
hacia el inicio de esta entrada. Si bien la mayoría de las danzas no son
oriundas de Oruro, todas las que se presentan en el Carnaval orureño alcanzaron
la popularidad necesaria para así lograr subsistir y traspasar, incluso los 100
años. En algunos casos, se tuvieron que hacer labores de rescate ante de una
inminente desaparición.
La mayoría de las danzas
por sus peculiares características han logrado traspasar fronteras, llegando a
ser parte de festivales y entradas en países vecinos. Algunas pretenden ser
usurpadas en su esencia y origen, pero quien con ojo y oído clínico puede
apreciar las danzas de Oruro, hoy podrá darse cuenta el origen y el sentido de
éstas, según reporte de la Red Erbol.
20 horas y 52 grupos
Por más de 20 horas, 52
fraternidades, más de 100 bandas de músicos, 25.000 danzarines realizan una
peregrinación con sus danzas, por un escenario de 5 kilómetros que tiene como
punto de culminación el santuario de la Virgen del Socavón, situado en las
faldas del cerro Pie de Gallo, en la zona oeste de la ciudad de Oruro.
Este 2017 es otro año
consecutivo donde la presencia de turistas procedentes de los diferentes
continentes es visible por la ruta del Carnaval, muchos lo hacen por primera
vez, pero hay varios que retornaron a Oruro por ese encanto que provoca el
Carnaval.
La fiesta de peregrinación
ayer, será relevada hoy por la Entrada de Carnaval, la misma que se
extiende en sus diferentes actos, hasta la próximo fin de semana, donde
danzarines y comparsas realizarán sus últimas demostraciones en lo que se
denomina Domingo de Tentación.
Oruro, situado a una
altitud de 3.706 m.s.n.m., en las montañas del oeste de Bolivia, fue un
importante centro de ceremonias precolombino antes de convertirse en un
importante centro minero en los siglos XIX y XX.
La ciudad fue refundada
por los españoles en 1606 y siguió siendo un lugar sagrado para el pueblo Uru.
Posterior a su colonización, los españoles prohibieron esas ceremonias en el
siglo XVII, pero éstas continúan bajo la fachada de la liturgia cristiana: los
dioses andinos se ocultaban tras los iconos cristianos, convirtiéndose así en
santos.
Las ceremonias fueron
transformadas en rituales cristianos, uno de ellos, el más importante, se
celebra el 2 de febrero, Fiesta de la Candelaria, donde diablos bailan para la
virgen, por esto la “diablada” se convirtió en el baile principal y
representativo de Oruro y su Carnaval.
La jornada de ayer culminó
con el alba protagonizada por las bandas de músicos que a partir de las 5.00 de
la mañana de este domingo, junto a devotos locales y visitantes recibirán los
primeros rayos del sol.
Fuente>Diario Los
Tiempos (Bolivia) – 26 de Febrero de 2.017