El Sendero del Chamán
lunes, 30 de noviembre de 2015
Sentidos
Si
no abres los ojos,
no hay firmamento.
Si no escuchas,
no hay ancestros.
Si no respiras,
no hay aire.
Si no caminas,
no hay tierra.
Si no hablas,
no hay mundo.
Anciano indígena Navajo
no hay firmamento.
Si no escuchas,
no hay ancestros.
Si no respiras,
no hay aire.
Si no caminas,
no hay tierra.
Si no hablas,
no hay mundo.
Anciano indígena Navajo
Mujer
Con infinita gratitud,
honro mi linaje de Mujer.
Libero todo dolor acumulado
por generaciones
en mis ancestros
para que sea transmutado
en pura Luz y Sabiduría.
honro mi linaje de Mujer.
Libero todo dolor acumulado
por generaciones
en mis ancestros
para que sea transmutado
en pura Luz y Sabiduría.
Ada Luz Márquez – Hermana Águila
Tu mañana…
Solamente
lleva para tu mañana lo que te hace bien hoy. No críes raíces en las cosas que
no serán eternas.
Francisco Romero
Fuente:
Guardianes de Atinis
Los argentinos consumen 100 litros de mate por año
Como cada 30 de noviembre, hoy se festeja el día de una de las infusiones
preferidas de la Argentina. En esta nota, un recorrido por su historia y los
beneficios para la salud que conlleva su consumo.
Una de las mayores tradiciones argentinas encontró finalmente su
conmemoración nacional. Por eso, a partir de hoy y todos los 30 de noviembre se
celebrará en el país el "Día Nacional del Mate". Se trata de un
homenaje a una infusión que dejó una huella marcada en los vínculos de los
argentinos y demostró aportar numerosos beneficios para la salud.
"Lo queremos tanto al mate... Se convirtió en un ritual tan
incorporado a nuestras vidas que nos cuesta detenernos a observarlo, mirarlo,
olerlo y tocarlo. Es fundamental investigar y profundizar sobre esta infusión
para conocerla y disfrutarla mucho más", explicó Valeria Trapaga, primera
sommelier del mundo especializada en la cata de yerba mate.
El mate era una bebida consumida hace siglos por los pueblos
originarios guaraníes. Luego, su uso se trasladó a los colonizadores españoles
en la región y así se convirtió en una pieza fundamental de países
sudamericanos como Argentina, Uruguay o Paraguay.
En el país, las cifras del consumo del mate son elocuentes: una
investigación del Instituto Nacional de la Yerba Mate indicó que los
consumidores de la infusión ingieren un promedio de 100 litros anuales de
mate. Un número que deja en el camino a los 50 litros anuales promedio de las
gaseosas, a los 30 litros del vino y a los 34 de la cerveza. En tanto, cada
año se compran 240 mil toneladas de yerba mate, mientras que de café se compran
33.400 toneladas y 6 mil toneladas de té.
Como si fuera poco, uno de los grandes valores añadidos del consumo de
esa infusión es la consolidación de un ritual de plena índole social. El mate
es prácticamente sinónimo de una reunión de charla entre amigos, nexo conector
para estudiantes en una noche de preparación para un examen o testigo de una
charla histórica entre un padre y su hijo.
"Es un elemento que aparece en el medio de todas las diferencias,
acercándonos y rompiendo el hielo. Cualquier distancia que exista, se irá
diluyendo con cada cebada. Frente al mate somos todos iguales",
aseguró Trapaga.
Aporte a la buena salud
El mate contiene nutrientes y aporta diversos beneficios a la salud de
sus consumidores. En primer lugar, la mateína, su compuesto principal, tiene
propiedades energizantes que estimulan al sistema nervioso central, brindan
lucidez intelectual y aumentan la concentración.
Además, la yerba mate fue revelada como un antioxidante más potente que
el ácido ascórbico, de la Vitamina C. Los llamados polifenoles que contiene,
además, detienen el envejecimiento celular, ayudan a prevenir ciertos tipos de
cáncer, y aumentan las defensas naturales del organismo.
Como si fuera poco, el mate aporta al organismo las vitaminas A, B1, B2,
B3, B5, B6, C, E y hasta 15 aminoácidos. En cuanto a minerales, la yerba mate
aporta calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio y fósforo, mientras que sus
saponinas resultan un factor clave para la reducción del colesterol.
Cómo distinguir una yerba de calidad
Trapaga explicó la importancia de "aprender a percibir el mate con
los cinco sentidos y compartió las herramientas necesarias para enriquecer la
experiencia de consumo". Además destacó que "sólo de esta manera es
posible detectar si la yerba mate es de buena calidad o no". Trapaga
enumeró cinco puntos en donde cada sentido es el protagonista para reconocer la
nobleza del mate:
Vista: el color de la yerba tiene que ser verde claro con
tonalidades amarillentas; las hojas deben exhibir un aspecto limpio y parejo en
su color y formas, y los palos tienen que presentarse lo más enteros posibles.
Tacto: el polvo debe desprenderse fácilmente de la palma de la mano.
Olfato: debe sentirse un aroma a hierba seca con un leve dejo
tostado. Puede apreciarse pleno, puro y hasta complejo según sea su
procedencia; siempre deben encontrarse esas notas redondas que refieren a su
correcta maduración.
Oído: al tomar un puñado de yerba mate y presionarlo acercándolo al
oído, debe percibirse un crujido. Esto es algo virtuoso porque indica que dicha
yerba pasó por un buen proceso de secanza.
Gusto: en esta instancia logran fidelizarse todas estas
características y los aromas de boca deben enriquecerse con otros matices; es
decir, que aparezca un leve toque amargo es una característica agradable. Según
haya sido el tratamiento de dicha yerba, sus medios y finales de boca podrán
ser cortos, aterciopelados, dulces y redondos o largos, persistentes, profundos
y más salvajes.
Fuente: Infobae – 30 de Noviembre de 2.015
domingo, 29 de noviembre de 2015
Colombia: Alka-Seltzer y Tarzán, los Wayús que lograron cambiar su nombre
Registradores
y políticos ponían nombres raros a indígenas a modo de mofa. Hoy se inició el
cambio.
Una
brigada móvil de registro realiza los trámites de cambio de nombre en la
comunidad Wayú.
Bombón
fue el nombre con el que registraron hace unos 20 años a un indígena en una de
las rancherías del área rural de Maicao (La Guajira). Hoy, gracias a la jornada
de cambio de nombre que cumple la Registraduría en la misma comunidad wayú, el
hombre pasó a Wilson Rafael Epinayú.
La
jornada la preside el ministro de Justicia y del Derecho, Yesid Reyes Alvarado,
quien se encuentra en el resguardo La Paz, ubicado en jurisdicción del
municipio de Maicao, acompañando la brigada móvil de registro y de cambio de
nombre en la comunidad wayú.
Con
Reyes se encuentran el superintendente de Notariado y Registro, Jorge Enrique
Vélez; el gobernador de La Guajira, José María Ballesteros; las autoridades
indígenas y la comunidad wayú.
Fotografía: Archivo El Tiempo |
Con
esta jornada se completan ocho brigadas móviles desde el 17 de noviembre en La
Guajira. Esta es una forma de garantizar los derechos fundamentales al buen
nombre, dignidad e identidad de la comunidad wayú, que resultó afectada durante
las temporadas electorales por políticos que en su afán de controlar los censos
electorales llevaban a los indígenas a que sacarán las cédulas y los
registraban con cualquier nombre con el fin de tener el documento y también a
modo de mofa.
Por
eso no era raro escuchar a wayús con los nombres de Mariguana, Cosita Rica,
Paraguas, Alka-Seltzer, Tarzán, Mudo y Bolsillo, entre muchos otros. Hoy, el
Gobierno quiere hacer justicia y restituirles sus nombres.
En
las brigadas móviles realizadas en Manaure y Uribia (La Guajira), se atendieron
928 indígenas wayú, se expidieron 191 registros para cambio de nombre, 555
tarjetas de identidad y 182 cédulas de ciudadanía.
Redacción Caribe
Fuente:
El Tiempo (Colombia) 27 de Noviembre de 2.015
sábado, 28 de noviembre de 2015
Los Palafitos, las casas ecológicas más antiguas de América
En el presente las
casas ecológicas se definen como aquellas que logran condiciones óptimas de
habitabilidad con el mínimo consumo energético, teniendo en cuenta la
orientación de la construcción, el terreno y la naturaleza que lo rodea.
Por estudios
antropológicos se ubican las primeras viviendas fijas en la época mesoindia,
que abarca el periodo comprendido entre el 5.000 y el 1.000 ac. Esto es posible
de afirmar, debido a que en ese lapso se produce un cambio en las condiciones
de vida de quienes habitaban en el Continente, como consecuencia de las
modificaciones del clima y vegetación que condicionaron la desaparición de los
grandes mamíferos, la cual les permitió a estos antiguos pobladores,
convertirse en recolectores y pescadores, tal como lo atestiguan los restos
encontrados en las costas y las islas de la región.
El tiempo de andar
huyendo o escondiéndose de los dinosaurios había terminado. Sin embargo, el
tema de la seguridad siempre estuvo presente y determinó para quienes estaban
en las cercanías de lagos y costas, la decisión de construir sus casas o
palafitos adentradas en las aguas. Los primeros arquitectos especializados en
este tipo de construcción, fueron los aborígenes llamados añú o paraujanos. Que
milenariamente han habitado el noroeste de las costas venezolanas, y las zonas
lacustres de esa subregión.
A esa cultura se le
reconoce como los originarios constructores de los palafitos. La idea inicial
para construir sus viviendas está asociada a los arboles de los bosques de
costa de esos parajes donde se realizaron los principales asentamientos,
específicamente los llamados manglares, siendo el árbol de Manglar Rojo
(Rhizophora mangle), con sus raíces zancudas los que sirvieron como primeros
cimientos de esas antiguas casas, posteriormente se levantaron sobre columnas
de esos mismos arboles pero de manera independiente.
En el presente las
casas ecológicas se definen como aquellas que logran condiciones óptimas de
habitabilidad con el mínimo consumo energético, teniendo en cuenta la
orientación de la construcción, el terreno y la naturaleza que lo rodea. Deben
ser autosuficientes y autorreguladas, con un mantenimiento que no dependan de
fuentes no locales de energía. Capaces de reutilizar el agua de lluvia.
Construida con materiales no tóxicos. Deben tener cero emisiones, integración
paisajística, en armonía con el entorno vivo. Esas casas ecológicas los Añu
milenariamente ya las habitaban.
Fuente: Veo Verde – 7 de
Agosto de 2.012
Todavía cantamos
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos,
a pesar de los golpes
que asestó en nuestras vidas
el ingenio del odio
desterrando al olvido
a nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos digan adónde
han escondido las flores
que aromaron las calles
persiguiendo un destino
¿Dónde, dónde se han ido?
todavía soñamos, todavía esperamos,
a pesar de los golpes
que asestó en nuestras vidas
el ingenio del odio
desterrando al olvido
a nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos digan adónde
han escondido las flores
que aromaron las calles
persiguiendo un destino
¿Dónde, dónde se han ido?
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos den la esperanza
de saber que es posible
que el jardín se ilumine
con las risas y el canto
de los que amamos tanto.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
por un día distinto
sin apremios ni ayuno
sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido
nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
Todavía soñamos, todavía esperamos...
Victor Heredia