Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

sábado, 26 de marzo de 2011

AYVU RAPYTA Textos Míticos de los Mbyá-Guaraníes del Guairá. Una imprescindible lectura escrita por León Cádogan.

Cuando en el año 1.946 las hoy amarillentas páginas de la Revista de la Sociedad Científica del Paraguay (VII, 1: 15-47) y, en impresión conjunta, los Anales de la Asociación Indigenista del Paraguay daban a conocer Las Tradiciones religiosas de los indios Jeguaká Tenondé Porá-gué i del Guairá, comunmente llamados Mbyá, Mbyá-Apyteré o Ka'ynguá, recopiladas por León Cádogan, pocos habrán percibido que amanecía un nuevo día para la etnología de este continente y que se abría un nuevo espacio-tiempo en la literatura indígena de América.
  
Cacique Pablo Vera (1.954)
Después del diluvio colonial, que arrasara con tantas lenguas y tantos modos de decir, de cantar y de profetizar, cuando ya se daba por perdida la esperanza de encontrar todavía una voz auténtica en la que resonaran los ecos de la antigua tradición, surgía una nueva tierra, y su fundamento era la palabra: Ayvu Rapyta.

Con los años, aquellos textos iniciales se
 vieron aumentados hasta formar un corpus respetable: Ayvu Rapyta: Textos Míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá, salió como Boletim 227 - Antropología N° 5, de la Facultade de Filosofía, Ciencias e Letras, de la Universidade de Sao Paulo, en 1.959, gracias a la visión científica del entonces joven profesor, Egon Schaden.

Cádogan define al trabajo como una recopilación de las “tradiciones secretas de los Mbyá”.  Sólo el ha tenido acceso a estos mitos narrados por diferentes sabios indígenas porque desarrolló con ellos una relación que fue más allá de una simple amistad. Relató que después de conocerlos y mostrar su interés en conocer mejor su lengua y sus tradiciones espirituales, pudo obtener junto a las autoridades del país que se hiciera justicia en los reclamos indígenas.

En contacto con el cacique Pablo Vera, uno de sus principales informantes, supo de la prisión de Mario Higino en una cárcel regional en Villarrica, departamento del Guairá (Paraguay). Tras conseguir su libertad, Higino instó al cacique si ya hubiera discurrido con Cádogan sobre el Ayvu Rapyta, es decir, sobre el origen del lenguaje humano. Como la respuesta fue negativa, preguntó Higino otra vez al mayor si hubiera divulgado los himnos sagrados relacionados con el origen del mundo. Ante nueva respuesta negativa, Higino dijo al mayor que Cádogan ya sería merecedor de que se le divulgara las ñe´e porã tenonde, es decir, “las primeras palabras hermosas”, porque, dijo él, los favores que los Mbyá le debían a Cádogan lo hicieron acreedor a que se lo considerase como miembro de la etnia. En las palabras propias del indígena Guaraní: Cádogan es “nuestro compatriota, miembro genuino del asiento de nuestros fogones”. Refieren las palabras del autor: “Esta fue la manera en que inicié en las tradiciones secretas de los Mbyá, después de muchos años de relaciones amistosas con ellos, en todo cuyo lapso no había escuchado una sola palabra que hiciera sospechar siquiera la existencia de tales tradiciones.”
Para tener el privilegio de acceder a una parte preciosa de la mitología Guaraní, fue necesario que una persona de la dignidad humana y apertura a la sabiduría indígena como León Cádogan asumiera un compromiso verdadero con la etnia Guaraní de tal modo que lo considerasen digno de conocer estos cantos que revelan una belleza y profundidad espiritual insuperables. Sólo con reverencia y honesta gratitud podemos escuchar y tratar de entender estos mitos sagrados.
Estos cantos son el fundamento de la religión de este pueblo. Su trascripción procuró guardar de la forma más original posible las narraciones escuchadas y escritas por el, compaginadas con otras versiones de los sabios Mbyá, posteriormente seguidas de importantes notas explicativas que fueron publicadas junto con los textos originales. Escribe Cádogan que solo así es posible “apreciarse la poesía y la filosofía autóctonas en toda su belleza, toda su profundidad”. Estos cantos son genuinamente autóctonos y se constituyen en una prueba de que “ni el largo contacto con cristianos ni la catequización a que han sido sometidos algunos Mbyá por misioneros católicos ha influido en el verdadero pensamiento místico del aborigen”.
León Cádogan
Como buena advertencia, todavía, Cádogan informa que su recopilación es una trascripción literal de dictados hechos por los mismos sabios indígenas, habiendo él elegido para el efecto aquellos dirigentes que su experiencia indicaba como los más idóneos y dignos de confianza. Al final de su palabra al lector Cádogan se permite subrayar algunas – para el sorprendentes – analogías que ha hallado entre el contenido de ciertos versos de estos mitos y tradiciones de las grandes religiones de la humanidad.  Aquí nos encontramos, pues, verdaderamente con la teología Guaraní de la creación del mundo y de la humanidad.
La presente trascripción corresponde a la edición del año 1992 dirigida por Bartomeu Meliá..."El don de la palabra repartido entre todos hará circular de nuevo palabras que nunca han de desfallecer".

Transcribo el Capítulo 1 en lengua castellana: “Las primitivas costumbres del colibrí” y Capítulo 2: “El fundamento del lenguaje humano” del libro “Ayvu Rapyta. Textos Míticos de los Mbya-Guaraní del Guairá” de León Cádogan la mejor manera de introducirnos a las creencias, valores, forma de ser y entender la cosmovisión del pueblo mbya-guaraní.


CAPITULO 1


Las primitivas costumbres del Colibrí


I

Nuestro Padre último-último primero


para su propio cuerpo creó


de las tinieblas primigenias.


II


Las divinas plantas de los pies,


el pequeño asiento redondo,


en medio de las tinieblas primigenias


 los creó, en el curso de su evolución.


III


El reflejo de la divina sabiduría,


el divino oye- lo-todo


las divinas palmas de la mano con la vara insignia,


las creó Ñamandú, en el curso de su evolución,


en medio de las tinieblas primigenias.


IV


De la divina coronilla excelsa


las flores del adorno de plumas


eran gotas de rocío.


Por entre medio de las flores del divino adorno de plumas


el pájaro primigenio, el Colibrí,


volaba, revoloteando.


V


Mientras nuestro Primer Padre


creaba, en curso de su evolución, su divino cuerpo,


existía en medio de los vientos primigenios:


antes de haber concebido su futura morada terrenal,


antes de haber concebido


su futuro firmamento, su futura tierra,


que originariamente surgieron,


el Colibrí le refrescaba la boca;


el que sustentaba a Ñamandú con productos del paraíso


fue el Colibrí.


VI


Nuestro Padre Ñamandú, el Primero,


antes de haber creado, en el curso de su evolución,


su futuro paraíso,


El no vio tinieblas:


aunque el Sol aún no existiera,


El existía iluminado por el reflejo de su propio corazón;


hacía que le sirviese de sol


la sabiduría contenida dentro de su propia divinidad.


VII


El verdadero Padre Ñamandú, el Primero,


existía en medio de los vientos originarios;


en donde paraba a descansar


la Lechuza producía tinieblas:


ya hacía que se tuviese presencia del lecho de las tinieblas.


VIII


Antes de haber el verdadero Padre Ñamandú, el Primero,


creado en el curso de su evolución, su futuro paraíso;


antes de haber creado la primera tierra;


El existía en medio de los vientos originarios:


el viento originario en que existió nuestro Padre


se vuelve a alcanzar


cada vez que se alcanza el tiempo-espacio originario,


cada vez que se llega al resurgimiento


del tiempo-espacio primitivo.


En cuanto termina la época primitiva,


durante el florecimiento del lapacho,


los vientos se mudan al tiempo-espacio nuevo:


ya surgen los vientos nuevos, el espacio nuevo;


se produce la resurrección del tiempo-espacio.





CAPITULO II


El fundamento del lenguaje humano


I


El verdadero Padre Ñamandú, el Primero,


de una pequeña porción de su propia divinidad,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad


y en virtud de su sabiduría creadora


hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina.


II


Habiéndose erguido,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora,


concibió el origen del lenguaje humano.


De la sabiduría contenida en su propia divinidad,


en virtud de su sabiduría creadora


creó nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano


e hizo que formara parte de su propia divinidad.


Antes de existir la tierra,


en medio de las tinieblas primigenias,


antes de tenerse conocimiento de las cosas,


creó aquello que sería el fundamento del lenguaje humano


hizo el verdadero Primer Padre Ñamandú


que formara parte de su propia divinidad.


III


Habiendo concebido el origen del futuro lenguaje humano,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora


concibió el fundamento del amor.


Antes de existir la tierra,


en medio de las tinieblas primigenias,


antes de tenerse conocimiento de las cosas,


y en virtud de su sabiduría creadora


el origen del amor lo concibió.


IV


Habiendo creado el fundamento del lenguaje humano,


habiendo creado una pequeña porción de amor,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora


el origen de un solo himno sagrado lo creó en su soledad.


Antes de existir la tierra


en medio de las tinieblas originarias,


antes de conocerse las cosas


el origen de un himno sagrado lo creó en su soledad.


V


Habiendo creado, en su soledad,


el fundamento del lenguaje humano;


habiendo creado, en su soledad,


una pequeña porción de amor;


habiendo creado, en su soledad,


un corto himno sagrado,


reflexionó profundamente


sobre quién hacer partícipe


del fundamento del lenguaje humano;


sobre quién hacer partícipe del pequeño amor;


sobre quién hacer partícipe


de las series de palabras que componían


el himno sagrado.


Habiendo reflexionado profundamente,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora


creó a quienes serían compañeros de su divinidad.


VI


Habiendo reflexionado profundamente,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora


creó al (a los) Ñamandú de corazón grande.


Lo creó simultáneamente con el reflejo de su sabiduría.


Antes de existir la tierra,


en medio de las tinieblas originarias,


creó al Ñamandú de corazón grande.


Para padre de sus futuros numerosos hijos,


para verdadero padre de las almas


de sus futuros numerosos hijos


creó al Ñamandú de corazón grande.


VII


A continuación,


de la sabiduría contenida en su propia divinidad,


y en virtud de su sabiduría creadora


al verdadero Padre de los futuros Karaí,


al verdadero Padre de los futuros Jakaira,


al verdadero Padre de los futuros Tupã


les impartió consciencia de la divinidad.


Para verdaderos padres de sus futuros numerosos hijos,


para verdaderos padres de las palabras-almas


de sus futuros numerosos hijos,


les impartió consciencia de la divinidad.


VIII


A continuación,


el verdadero Padre Ñamandú


para situarse frente a su corazón


hizo conocedora de la divinidad


a la futura verdadera madre de los Ñamandú;


Karaí Ru Eté


hizo conocedora de la divinidad


a quien se situaría frente a su corazón


a la futura verdadera madre de los Karaí.


Jakaira Ru Eté, en la misma manera,


para situarse frente a su corazón


hizo conocedora de la divinidad


a la verdadera Madre de los Jakaira.


Tupã Ru Eté, en la misma manera,


a la que se situaría frente a su corazón,


hizo conocedora de la divinidad


a la verdadera futura Madre de los Tupã


IX


Por haber ellos asimilado


la sabiduría divina de su propio Primer Padre;


después de haber asimilado el lenguaje humano;


después de haberse inspirado en el amor al prójimo;


después de haber asimilado las series de palabras


del himno sagrado;


después de haberse inspirado en los fundamentos


de la sabiduría creadora,


a ellos también llamamos:


excelsos verdaderos padres de las palabras-almas;


excelsas verdaderas madres de las palabras-almas.


Cádogan León
  


Bibliografía:

Ø      Ayvu Rapyta. Textos míticos de los Mbya-Guaraní del Guaira.

§         Primera edición: León Cádogan, Ayvu Rapyta; Textos míticos de los Mbya-Guaraníes del Guairá; Boletim N° 227 –Antropología N° 5 – São Paulo – Universidade de São Paulo, Faculdade de Filosofía, Ciencias e Letras, 1.959.

§         Segunda edición: Asunción, 1.992.


§         Tercera edición: Asunción, 1.997 (reimpresión)

viernes, 18 de marzo de 2011

Mapa Guaraní Retã

Por primera vez en la historia un mapa transfronterizo da visibilidad cartográfica a las Comunidades Guaraníes, en el lugar exacto donde viven actualmente sus comunidades en una amplia región de Argentina, Paraguay y Brasil, próximas a los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. Una de sus características es que no marca los límites políticos entre países, ya que estos surgieron con posterioridad al Pueblo Guaraní, señala los datos geográficos tales como ríos, la selva paranaense y las localizaciones de las comunidades. El total de aldeas relevadas suman 510 (quinientas diez) y la suma de sus pobladores 98.196 (noventa y ocho mil ciento noventa y seis) personas.
Este trabajo llevó varios años y estuvo a cargo en Misiones de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y del Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMIPA) a en colaboración con las Universidades de Mato Grosso en el sur del Brasil y del Paraguay.
Los protagonistas principales en este trabajo de investigación  fueron los miembros de las comunidades aborígenes que permitieron que se realice el relevamiento, sin lo cual este trabajo no hubiera sido posible concretizarlo.
Los guaraníes ven su mundo como una región de selvas, campos y ríos y un territorio donde viven según su modo de ser y su cultura milenaria.
El mapa grafica también los problemas que afectan a esta Nación Originaria. Es así que los colores del mapa indican donde hay todavía bosques (está prácticamente extinguido su principal recurso de vida, la Selva Paranaense) y las comunidades que han sigo anegadas por la construcción de represas en forma de cruces ubicadas en aldeas existentes con anterioridad¿Son los guaraníes un pueblo? Y este interrogante tiene respuesta: lo son en el sentido de “conjunto de personas de un mismo origen y que hablan un mismo idioma y tienen una misma tradición común”.
En la actualidad continúan viviendo dentro del área del Mapa cuatro pueblos dentro de la Milenaria Nación Guaraní, muy semejantes en sus aspectos fundamentales culturales, pero diferenciados en el modo de hablar la lengua guaraní, de practicar su religión y por las diversas maneras en las que se relacionan con la naturaleza.

Mapa Guaraní Retã (2.008)
Los pueblos Guaraníes que hoy viven en esta región son :
- Los Mbya (nombre en los tres países)
- Los Pãi-Tavyterã (en Paraguay), conocidos como Kaiowá (en Brasil).
- Los Avá Guaraní (en Argentina y Paraguay), llamados Ñandeva (en Brasil, cuyo significado es “lo que somos nosotros”).
- Los Aché, antes conocido como Guayaki (etnia radicada unicamente en Paraguay).
Los tamaños de las comunidades son diversos, desde cien integrantes, como la mayoría de las aldeas de Misiones, a 200, 500, dos mil habitantes o más.
Cada comunidad tiene su nombre propio en guaraní y fueron incluidos en el mapa lo que entusiasmó a muchos habitantes de las aldeas que pudieron visualizarse y ubicar comunidades donde viven sus parientes.
En el año 2.008 la provincia de Misiones contaba con una población que oscilaba entre 6.500 y 7.500 habitantes guaraníes distribuidos en 94 comunidades. Estan específicados entre otras las siguientes aldeas (Tekoas) en Misiones: Yryapú, Fortín Mbororé, Nuevo Amanecer I, Nuevo Amanecer II, Guajayvi Poty, Guapoy, Ysyry, Pozo Azul, Santiago de Liniers, Alecrin, Peruti, Arroyo Isla, Py'a Guachu, Pasarela Pyau, Yvapuru, Guavira Poty, Yakã Porã, Arroyo Nueve, Javoty Miri, Tapy Chavy-Eldoradito, Ygua Porã, Ka'aguy Miri, Yvyraity, Caramelito, Ita Chi, Fracram, Paraje Mandarina, Pindo Poty, Jejy, Kuri, Takuaruchu, Yaka'i Porã, Tekoa Yma, Kapi'i Yvate, Aracha Poty, Kapi'i Yvate, Yvyra Poty, Tuna Poty, Puente Quemado, Colonia Oro Verde, El Pocito, Leoni Tava'i, Leoni Poty, Kaaguy Poty, Takuapi, Tamandua'i, Ñamandu, Cerro Azul, Yovy, Ita Poty, Tekoa Porã, Guarani, Virgen María, Pirakua, Tierra Blanca, Tajy Poty, Kaaguy Poty, Kapi'i Poty, Yvy Pytã, Ka'a Kupe, Mbaepu Porã, Guaporaity, Sarakura, Pino Poty, Tamandua, Guyray, Chafariz, Ara Poty, Marangatu, Kokuere'i, Pindoju, Mbokajaty, El Tacuaral, San Ignacio Miri, Andresito, Katypyru, Yvy Poty, Yvy Porã, Ka'atymi, Yatymi, El Chapa, Chapa'i, Santa Ana Miri, Yvoty Okara, Pindoty'i, Yakã Miri y Ojo de Agua.

Como dato final vale aclarar que este mapa no incluye a la totalidad de la población guaraní de Sudamérica, ya que no fueron abarcadas áreas ocupadas por Mbyas y Ava Guaraníes de Brasil, como los del Chaco paraguayo, en el oriente de Bolivia y en el Noroeste de Argentina. Se espera poder presentar en breve el Mapa de todos los pueblos guaraníes que será denominado “Guaraní Retá Guasú”.
El Mapa Guaraní Reta 2.008 fue presentado en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legistura Provincial en la Provincia de Misiones el día 20 de Abril de 2.010, en tanto a nivel nacional en el Sala José Luis Cabezas del Congreso Nacional el día 5 de Agosto del mismo año.

Datos importantes
Este mapa fue posible gracias a las contribuciones intelectuales y organizativas de muchas personas e instituciones de toda la región trinacional. A continuación se incluye una lista de las colaboradoras y colaboradores del Proyecto "Mapa Guaraní Retã" que suministraron y manejaron la información para los elementos visuales y de texto que aparecen aquí.


BRASIL
Coordinador: Celso Aoki (CTI).
Apoyo: Rosa S. Colman, Antonio Brand, María Inés Ladeira (CTI), Egon Heck (CIMI), Levi Pereira (UFGD), Celso Smaniotto, Graciela Chamorro (UFGD), Jorge Eremites (UFGD).


PARAGUAY
Coordinadores: Bartomeu Meliá SJ (CEPAG) y Jorge Servin (GAT).
Apoyo: Jorge Acuña (GAT), Beate Lehner (SPSAJ), Luis Medina, Hugo Medina (SPSAJ), Emilio Caballero (SAI), Raquel Peralta (CONAPI).


ARGENTINA
Coordinadora: Ana María Gorosito Kramer (UNaM).
Apoyo: María Elena Benitez (UNaM), Hugo Arce (UNaM), Juan José Barrientos (UNaM), Matías Barrientos, María Josefa Ramirez (ENDEPA), Vasco Baigorri (ENDEPA), Raquel Zoppi (ENDEPA), María Victoria Puertas (ENDEPA), Antonio Benitez (Tekoa Marangatu), Jorge Acosta (Tekoa Pindoju), Sandro Duarte (Tekoa Fracram), Heriberto Villalba (Tekoa Peruti), Lorenzo Ramos (Tekoa Marangatu), Cirilo Duarte (Tekoa Ka'aguy Poty), Jorgelina Duarte (Tekoa Tamandua) y Domingo Moreira (Tekoa Guapoy).

Coordinación general del Mapa Guaraní Retã 2008: Georg Grünberg.
Editor: Bartomeu Meliá
Autores: Marta Azevedo, Antonio Brand, Ana María Gorosito, Egon Heck, Bartomeu Meliá, Jorge Servin.
Fotos: Joseph M. Blanch, Friedl Grünberg, Beate Lehner, Bartomeu Meliá, Jorge Servín, Filemón Torres, CONAPI, ENDEPA.
Mapas: Alicia Rolla, Alexandre Degan, Wolfgang Grünberg
Diseño y diagramación: Vera Feitosa y Alfredo Queiroz
Producción: UNAM, ENDEPA, CTI, CIMI, ISA, UFGD, CEPAG, CONAPI, SAI, GAT, SPSAJ, CAPI.
Colaboración: AECID, Brot für die Welt, EED, UNICEF.


sábado, 12 de marzo de 2011

Batalla de Mbororé. Primer Combate Naval Argentino.

11 de Marzo de 1641 "Batalla de Mbororé" 

Primer Combate Naval Argentino

La batalla de Mbororé, ocurrida el 11 de marzo de 1641, fue un enfrentamiento entre los guaraníes que habitaban las Misiones Jesuíticas y los bandeirantes, exploradores y aventureros portugueses cuyo centro de acción estaba en San Pablo. El lugar de la batalla se halla en cercanías del cerro Mbororé, hoy municipio de Panambí en la Provincia de Misiones, Argentina. La batalla finalizó con victoria de los guaraníes.


Antecedentes históricos

Necesidad de esclavos e inicio de las bandeiras

A comienzos del siglo XVII los holandeses llegaron a las costas del actual Brasil con la firme intención de instalarse y de ocupar posesiones en ellas. Para ello, y mediante actos de piratería lograron controlar la navegación sobre la costa del océano Atlántico, perturbando seriamente el tráfico de esclavos. Esto significó un duro golpe económico para el Imperio portugués que necesitaba de la mano de obra esclava para continuar con el desarrollo productivo azucarero y ganadero que predominaba sobre el litoral atlántico brasileño. Fue entonces cuando los indígenas cayeron en la mira de los hacendados y fazendeiros portugueses como potenciales esclavos. Además, debido a las escasas cantidades de plata, oro y piedras preciosas encontradas en la región de Piratininga, los grupos de exploradores comenzaron avanzar hacia el desconocido interior del Brasil. Estos grupos de exploración y caza de esclavos, denominados bandeiras, estaban organizados y dirigidos como una empresa comercial por los sectores dirigentes de San Pablo, y sus filas se integraban con mamelucos (mestizos de portugueses e indígenas), aborígenes tupíes y aventureros extranjeros (sobre todo holandeses) que llegaban a las costas del Brasil a probar fortuna. Contaban, también, con la complicidad de la sociedad de funcionarios coloniales españoles y encomenderos del Paraguay. En su avance hacia el occidente, los bandeirantes cruzaron el nunca precisado límite del Tratado de Tordesillas, que perdió su sentido durante el período en el que Portugal formó una unión dinástica con la Corona de Castilla, penetrando repetidas veces con sus incursiones en territorios del virreinato de Perú. Indirectamente, los bandeirantes paulistas se convirtieron en la vanguardia de la expansión territorial portuguesa, lo que se consolidó al recuperar Portugal su independencia.


Primeros ataques a las Misiones Jesuíticas

Por una Real Cédula de 1608 se ordenó al gobernador de Asunción del Paraguay, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) que los jesuitas se dirigieran a las regiones del río Paraná, del Guayrá y a la áreas habitadas por los guaycurúes. Su misión era la de fundar pueblos y evangelizar a los indígenas que habitaban dichas regiones. Posteriormente se añadirían los pueblos de Itatín (al norte de Asunción) y del  Tapé (en el actual estado de Río Grande del Sur, Brasil). Los jesuitas se encontraban en plena labor evangelizadora cuando los bandeirantes comenzaron a llegar a la zona oriental del Guayrá. En un primer momento, éstos respetaron a los indígenas reducidos en pueblos por los jesuitas y no los capturaban. Sin embargo, los guaraníes, concentrados en pueblos y diestros en diversos oficios, representaban una mano de obra especializada altamente competente para los portugueses. Mucho más aún cuando estaban indefensos y desarmados ya que, por decreto real, les estaba vedado el manejo de armas de fuego.
Desde 1620 las incursiones de los bandeiras se hicieron cada vez más agresivas, lo que obligó al abandono o reubicación de algunos pueblos.
Entre los años 1628 y 1631 los jefes bandeirantes Raposo Tavares, Manuel Preto y Antonio Pires con sus huestes, azotaron periódicamente las reducciones del Guayrá, capturando miles de guaraníes que luego fueron subastados en San Pablo. Se calcula que en las incursiones de los años 1628-1629 capturaron a unos 5.000 indígenas, de los cuáles sólo llegaron a San Pablo unos 1.200. La gran mayoría de ellos murió en el traslado debido a los malos tratos propinados por los esclavistas.
Hacia el año 1632 se produjo el éxodo masivo hacia el sur de 12.000 guaraníes reducidos por los jesuitas, dejando la región del Guayrá prácticamente desierta. Se refundaron las reducciones de San Ignacio Miní y Loreto en territorio de la actual Provincia de Misiones.
Los bandeirantes continuaron hacia el occidente, atacando las reducciones del Itatín en el año 1632. Luego siguió el Tapé, invadido durante los años 1636, 1637 y 1638 por sucesivas bandeiras dirigidas por Raposo Tavares, Andrés Fernández y Fernando Dias Pais.

Las Misiones Jesuíticas se protegen

Misión de Montoya frente a la Corona española

En el año 1638 los padres Antonio Ruiz de Montoya y Francisco Díaz Taño viajaron a España con el objetivo de dar cuenta al rey Felipe IVde lo que ocurría en las misiones. Su intención era conseguir que el rey levantara la restricción del manejo de armas por parte de los indígenas.
Las recomendaciones de Ruiz de Montoya fueron aceptadas por el rey y el Consejo de Indias, expidiéndose varias Cédulas Reales, despachándoselas a América para su cumplimiento.
Por una Real Cédula del 12 de mayo de 1640 se permitió que los guaraníes tomaran armas de fuego para su defensa, pero siempre que así lo dispusiera previamente el virrey del Perú. Por este motivo Ruiz de Montoya partió hacia Lima, con la objeto de continuar allí las gestiones referidas a la provisión de armas.
Por su parte, el padre Taño viajó a Roma para informar al papa de la caza de esclavos en las misiones a fin de obtener una protección papal.

El encuentro en Apóstoles de Caazapaguazú

Mientras tanto y ante el peligro inminente de que los bandeirantes cruzaran el río Uruguay, el padre provincial Diego de Boroa, con la anuencia del Gobernador de Asunción y de la Real Audiencia de Charcas, decidió que las tropas misioneras utilizaran armas de fuego y recibieran instrucción militar. Desde Buenos Aires se enviaron once españoles para organizar a las fuerzas de defensa.
Batalla de Mbororé
A fines de 1638 el padre Diego de Alfaro cruzó el río Uruguay con un buen número de guaraníes armados y adiestrados militarmente con la intención de recuperar indígenas y eventualmente enfrentar a los bandeirantes que merodeaban por la región.
Luego de algunos encuentro esporádicos con las fuerzas paulistas, a las tropas del padre Alfaro se le sumaron 1.500 guaraníes que llegaban dirigidos por el padre Romero. Se formó entonces un ejército de 4.000 misioneros que avanzó hasta la arrasada reducción de Apóstoles de Caazapaguazú donde los bandeirantes se hallaban atrincherados después de varias derrotas parciales.
El choque armado constituyó la primera victoria decisiva de las huestes guaraníes sobre los paulistas, los cuales luego de rendirse huyeron precipitadamente.

Los paulistas preparan su contraataque

Desechas las fuerzas bandeirantes luego del encuentro en los campos de Caazapaguazú, éstos regresaron a San Pablo para informar a las autoridades de lo ocurrido.
Coincidentemente, para esa fecha (mediados del año 1640), llegó a Río de Janeiro el padre Taño procedente de Madrid y de Roma. Llevaba en su poder Cédulas Reales y Bulas pontificias que condenaban severamente a las bandeiras y al tráfico de indígenas.
Ambos hechos produjeron una violenta reacción en la Cámara Municipal de San Pablo, la que, de común acuerdo con los fazendados, expulsó de la ciudad a los jesuitas.
Se organizó una enorme bandeira con 450 holandeses y portugueses armados con fusiles y arcabuces, 700 canoas y 2.700 tupíes armados con flechas, comandada por Manuel Pires. El objetivo de la expedición era tomar y destruir todo lo que se encontrara en los ríos Uruguay y Paraná, tomando todos los esclavos posibles.


El encuentro en Mbororé

Se anuncia la batalla.

A fines de 1640 los jesuitas tuvieron evidencias de una nueva incursión de bandeirantes más numerosa que las anteriores. Para ello se constituyó un ejército de 4.200 guaraníes, armados con arcos y flechas, hondas y piedras, macanas y garrotes, alfanjes y rodelas, y300 arcabuces, además de un centenar de balsas armadas con mosquetes y cubiertas. Recibieron instrucción militar de ex militares, los Hermanos Juan Cárdenas, Antonio Bernal y Domingo Torres. La operación estaba dirigida por el padre Romero.
Las fuerzas defensoras estaban dirigidas por lo padres Cristóbal Altamirano, Pedro Mola, Juan de Porras, José Domenech, Miguel Gómez, Domingo Suárez, y estaban armadas con arcos, hondas y piedras, macanas y garrotes, alfanjes y rodelas, 300 arcabuces, además de un centenar de balsas armadas con mosquetes y cubiertas para evitar la flechería y la pedrada de los tupíes.
El Ejército Guaraní se organizó en compañías comandadas por capitanes. El capitán general fue un renombrado cacique del pueblo de Concepción, Nicolás Ñeenguirú. Le seguían en el mando los capitanes Ignacio Abiarú, cacique de la reducción de Nuestra Señora de la Asunción del Acaraguá, Francisco Mbayroba, cacique de la reducción de San Nicolás, y el cacique Arazay, del pueblo de San Javier.
La reducción de la Asunción del Acaraguá, ubicada sobre la orilla derecha del río Uruguay, en una loma cercana a la desembocadura del arroyo Acaraguá, fue trasladada y reubicada por precaución río abajo, cerca de la desembocadura del arroyo Mbororé en el río Uruguay. De ese modo la reducción quedó convertida en centro de operaciones y en el cuartel general del ejército guaraní misionero.
Las características del terrero y el recodo que forma el arroyo Mbororé hacían de este sitio un lugar ideal para la defensa.
Al mismo tiempo se destacaron espías y guardias por los territorios adyacentes y se estableció una retaguardia en Acarágua.

La bandeira avanza

Las fuerzas bandeirantes al mando de Manuel Pires y Jerónimo Pedrozo de Barros partieron de San Pablo en septiembre de 1640.
Luego de establecer diversos campamentos y parapetarse en varios puntos del recorrido, una partida llegó al Acaraguá, donde encontraron la reducción completamente abandonada. Sitio que eligieron para levantar empalizadas y fortificarlo a fin de utilizarlo como base de operaciones.
Posteriormente se replegaron para avisar al resto de la bandeira de la seguridad del asentamiento.
Peñón del Mbororé, hoy.

La Batalla
Una crecida del río Uruguay en enero de 1641 trajo consigo una gran cantidad de canoas y mucha flechería. Lo cual dio una idea a los jesuitas de la cercanía del enemigo.
Además, luego de que el grupo explorador paulista se replegara del Acaraguá, varios guaraníes que habían logrado escapar de los esclavistas dieron con los jesuitas a quienes informaron del número y armamento de los bandeirantes.
Entonces una pequeña partida misionera se estableció nuevamente en el Acaraguá en misión de observación y centinela. El 25 de febrero de 1641 partieron ocho canoas río arriba en misión de reconocimiento. A pocas horas de navegar, se encontraron cara a cara con la bandeira que llegaba bajando con la corriente del río con sus 300 canoas y balsas pertrechadas. Inmediatamente seis canoas bandeirantes comenzaron a perseguir a los misioneros, los cuales se replegaron rápidamente hacia el Acaraguá. Al llegar, los guaraníes recibieron refuerzos y las canoas bandeirantes debieron replegarse.
Mientras tanto un grupo de misioneros partió velozmente a informar a los jesuitas del cuartel de Mbororé de la situación río arriba.
Al amanecer del día siguiente, 250 guaraníes, distribuidos en treinta canoas y dirigidos por el cacique Ignacio Abiarú se enfrentaron a más de cien canoas bandeirantes, logrando que éstos debieran replegarse.
Alejados los paulistas, los guaraníes procedieron a destruir todo aquello que pudiera servir de abastecimiento en Acaraguá y se replegaron hacia Mbororé. Por las características geográficas de este sitio, era el ideal para enfrentar a los portugueses, ya que los obligaba a una batalla frontal.
Efectivamente, al llegar la bandeira a Aracaguá el 11 de marzo de 1641 no encontró nada de provecho y se dirigió rumbo a Mbororé. Unas 300 canoas y balsas avanzaron río abajo.
Sesenta canoas con 57 arcabuces y mosquetes, comandadas por el capitán Ignacio Abiarú, los esperaban en el arroyo Mbororé. En tierra, miles de guaraníes respaldaban a las canoas con arcabuces, arcos y flechas, hondas, alfanjes y garrotes.
El choque armado fue rápidamente favorable a los guaraníes. Un grupo de bandeirantes logró ganar tierra y se replegó hacia Acaraguá, donde levantaron una empalizada.
Durante los días 12, 13, 14 y 15 de marzo, los misioneros bombardearon continuamente la fortificación con cañones, arcabuces y mosquetes, tanto desde posiciones terrestres como fluviales, sin arriesgar un ataque directo. Sabían que los portugueses carecían de alimentos y agua, por lo que se prefirió una guerra de desgaste. Además, varios tupíes comenzaron a desertar y unirse a las tropas misioneras, facilitando información sobre el enemigo.
El 16 de marzo los bandeirantes enviaron a los jesuitas una carta donde solicitaban la rendición. Dicha carta fue rota por los guaraníes. Los portugueses intentaron huir del asedio guaraní remontando en sus balsas y canoas el río Uruguay. Sin embargo, en la desembocadura del río Tabay los esperaba un contingente de 2.000 guaraníes armados.
Ante esta situación, los portugueses decidieron retroceder hacia el Acaraguá para ganar la margen derecha del río y así poder escapar de los guaraníes. Sin embargo fueron perseguidos hasta perder gran cantidad de hombres.
Del contingente inicial que salió de San Pablo, sólo lograron volver unos cuantos.


Consecuencias
Las principales consecuencias inmediatas de la batalla de Mbororé fueron:
*Consolidación territorial de las Misiones Jesuíticas.
*Freno al ataque bandeirante a las Misiones Jesuíticas.
*Obtención del permiso real a los jesuitas para formar sus propias milicias. Lo cual otorgaba una mayor autonomía a las misiones. Tiempo después, esto será motivo para la expulsión de los jesuitas de América.
* Asegurar la paz y prosperidad de las misiones, las cuales se desarrollarán durante otros cien años hasta la expulsión de los jesuitas en 1767.
*Freno, temporal, al expansionismo portugués sobre los territorios de la Corona española.

Bibliografía
Wikipedia la Enciclopedia Libre.
Martín Benítez: Conflictos y Armonías En La Historia Argentina.
Colección "Herencia Misionera" (Diario El Territorio).